EL CORONAVIRUS

Es inminente el ingreso del Coronavirus, causante de la enfermedad covid-19 en nuestra querida Guatemala, este evento debe mirarse desde diferentes aristas, todas orientadas a que sus efectos sobre la población sean mínimos.
Lo primero que hay que decir es que, si bien esto se esperaba desde hace dos meses cuando el nuevo coronavirus hizo su aparición en China, fueron un lapso prudencial para conocer su dinámica epidemiológica, entender mejor su actuar dentro del cuerpo y tener estadísticas reales acerca de su capacidad para enfermar y terminar con la vida de los humanos.
Y esto permite saber con certeza que muchas personas podrán recibirlo en su cuerpo sin que se presenten síntomas –ni siquiera sabrán que lo tuvieron–. Otro grupo considerable presentará un cuadro leve que no requiere atención diferente al manejo que se da a un cuadro respiratorio común, una minoría podrá tener complicaciones que pueden desencadenar neumonías, y de ellos, un porcentaje muy bajo tendrá desenlaces fatales (el 3 por ciento).
La segunda mirada revela que el sistema de salud tuvo tiempo suficiente para ponerse en guardia y medir su capacidad de respuesta, definir protocolos y orientar potenciales rutas de atención. De hecho, en el campo diagnóstico, el Instituto Nacional de Salud desarrolló de manera técnica la prueba para detectar el virus antes que cualquier otra nación del continente. En consecuencia, se generaron acciones en puntos de ingreso al país, fronteras y líneas de acción en departamentos y municipios.
En este tiempo, la comunidad también ha estado lo suficientemente expuesta a información acerca de las medidas básicas para prevenir el contagio y sobre cómo actuar ante escenarios graves, lo que pocas veces ocurre en el país. Dicho esto, se puede afirmar que hay unas bases en la población que plantean una mínima idea de cómo actuar.
De ahí que la llegada del virus, dada conocer el 13 de marzo por el ministro de Salud, haya disparado de manera automática la etapa de contención epidémica, que pone a prueba ya en la práctica, si todo lo que se preparó antes tiene efectividad o no. Lo cual no significa de ninguna manera que se diga que todo está listo, sino que, por el contrario, es un llamado a establecer si se requieren los ajustes necesarios y a la participación de todos los sectores de la sociedad.
Aquí, en esencia, se puede decir sin exageraciones que la responsabilidad es de todos. Sin dejar de lado que las autoridades sanitarias son las que llevan la voz cantante con la apropiación de recursos y medidas suficientes. Tienen un papel crucial las acciones concretas llevadas a cabo desde cada hogar en un contexto de tranquilidad y responsabilidad.
El nuevo coronavirus ha llegado al país y se tendrá que aprender de él para que esta convivencia, como se espera, sea llevadera. El mensaje es: calma.
Además, quiero recordarles de Nuestro Congreso Nacional de Oftalmología que estaba planificado a realizarse el 21 y 22 de mayo, queda pendiente su reprogramación según evolucione la situación general. Habíamos estado trabajando arduamente en su preparación. Agradezco a los miembros de Junta Directiva su arduo trabajo.
Siempre han existido tiempos difíciles en nuestras vidas. Problemas, situaciones complejas, enfermedades, separaciones, divorcios, pérdidas de seres queridos, tragedias o una gran cantidad de condicionamientos que, de una manera u otra, han forjado carácter en nosotros. Pero en estos momentos, la incertidumbre ante esta pandemia es un denominador común. Nos damos cuenta de lo frágil que puede ser nuestra seguridad y nuestro bienestar. Por naturaleza tememos lo que no conocemos, lo que nos hace sentir vulnerables, lo que nos saca de nuestra rutina.
La Humanidad está siendo acechada y vuelca sus esfuerzos para no perder su seguridad. Pero sabemos que vamos a salir adelante. Esta enfermedad no nos vencerá. Hemos vencido cosas peores. Pasará y contribuirá a que seamos una sociedad más solidaria y responsable con todos.
Ninguno de nosotros está preparado, por más conocimiento adquirido o por mayor grado académico que poseamos. Sin embargo, debemos informarnos y prepararnos, por eso en esta edición del Newsletter, su revista AGO AMIGOS les presentamos una recopilación de información, de fuentes, links, documentos para estar informados sobre sobre el COVID-19, esperando que les sea de utilidad.
La mayoría estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por salir de esta y lo lograremos. Unos están acatando los límites impuestos por las autoridades y otros están en la brecha, sacando la casta, anteponiendo su propia seguridad y la de sus seres queridos, al bienestar común. A ellos: médicos, enfermeros, socorristas, soldados, policías y a los que están llorando la pérdida de un ser querido, le queremos rendir un homenaje y especialmente a nuestros colegas oftalmólogos que han dado su vida por cumplir el juramento que hemos hecho y a aquellos que están luchando en su propio cuerpo con la enfermedad.
A todos ellos, gracias.
Atentamente,
Delia Porras
Ser feliz es una decisión que tenemos que tomar todos los días que no depende de las condiciones de vida que uno tenga, si no de la actitud con la cual enfrentamos los problemas. La felicidad es eso: decidir ser feliz.